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El suicidio ocupa un lugar entre las primeras diez causas de muerte en las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud. Se considera que cada día se suicidan en el mundo al menos mil 110 personas y lo intentan cientos de miles, independientemente de la geografía, cultura, etnia, religión y posición socioeconómica.

Al respecto, el profesor Carlos Adorno, docente de la Cátedra de Psiquiatría del Hospital de Clínicas y jefe de la Cátedra de Medicina Legal y Deontología, mencionó que el comportamiento suicida es una conducta que se ha ido incrementando en los últimos años en nuestro país, por lo que su estudio es de gran importancia para tomar decisiones y asumirlo como un problema de salud pública. Explicó además todo lo que comprende la final decisión de quitarse la vida. “El espectro del comportamiento suicida abarca: el suicidio, el intento de suicidio, las amenazas suicidas y la ideación suicida”.

El autor del libro titulado “Suicidio y tentativa de suicidio en Paraguay”, indicó que muchas veces las personas que han atentado contra sí mismas prefieren no mencionar el hecho y hacen un verdadero esfuerzo por ocultarlo, desconociéndose por esto la real magnitud del problema que afecta la salud mental de la población, por lo que se produce un subregistro y no se tienen los números reales para las estadísticas correspondientes.

Aun así, la Policía Nacional cuenta con cifras que el profesional consulta cada año, para ir realizando actualizaciones en cuanto a distribución de suicidios de acuerdo a zonas geográficas. Aseguró que los departamentos de Alto Paraguay, Concepción y Amambay son los que poseen la tasa más alta de suicidios y tentativas y uno de los factores desencadenantes de ese flagelo es el desamparo en el que se encuentran sus habitantes. 

“Son lugares alejados, donde cada varios largos kilómetros se encuentra una casa, donde no existe una buena infraestructura sanitaria, donde no se cuentan con profesionales psiquiatras y psicólogos a quienes acudir en caso de problemas psicológicos y mentales”, sostuvo. Sobre el promedio de edad de las personas que cometen suicidios o sus tentativas, detalló que se encuentra entre los 19 a 29 años. “Es gente joven, que está empezando a producir o gente que está estudiando, que está comenzando a tener una familia propia”, expresó.

En Paraguay, la tasa de suicidios consumados en los últimos diez años se sitúa en cinco por cada cien mil habitantes, aunque se cree que esta es una cifra sesgada por la infradeclaración y que la tasa real se situaría muy por encima. Si se tienen en cuenta los intentos no consumados la cifra sería de ocho a diez veces mayor. Esto supone un porcentaje importante de las urgencias psiquiátricas. 

El médico general tiene que enfrentarse con frecuencia a pacientes con conductas suicidas. La evaluación inicial es de gran importancia, ya que en ese momento es posible estimar un riesgo que permita tomar acciones preventivas e iniciar un proceso terapéutico para una intervención en crisis. Se refirió también a las fiestas de fin de año, que representan encuentros familiares, momentos para compartir con amigos, y que no todos viven la sensación de festividad. Según comentó, mientras para algunos es una verdadera fiesta, otros se hunden en una depresión tan profunda que inclusive los lleva al suicidio.

“Estas festividades de fin de año son fechas muy significativas desde el punto de vista simbólico, sobre todo la navidad y el año nuevo; tendemos a realizar un balance de todo lo realizado en el año, muchas veces quedando insatisfechos o con sentimientos de vacío, lo que puede generar la exacerbación de una depresión y llegar a la toma de una decisión drástica”, finalizó el especialista en psiquiatría.