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La epilepsia es una enfermedad crónica del sistema nervioso central que se manifiesta en forma de crisis inesperadas y espontáneas, debido a una actividad eléctrica excesiva de un grupo de neuronas del cerebro. Dependiendo del área donde se genera esta descarga, existen diversos tipos de crisis, pero las más frecuentes tienen que ver con alteraciones en los movimientos, sensaciones o pensamientos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es uno de los trastornos neurológicos más comunes, afectando aproximadamente a 50 millones de personas a nivel global, de las cuales cinco millones viven en las Américas. Se calcula que su incidencia en países en crecimiento es de 6 a 10 casos por mil habitantes, mientras que en las naciones desarrolladas la aparición de nuevos casos en la población oscila entre 40 y 70 por 100 mil.

Las causas de la epilepsia son múltiples. En ocasiones subyace una base genética, pero otros detonantes habituales de la epilepsia son el daño cerebral provocado por lesiones prenatales o perinatales; anomalías congénitas o malformaciones cerebrales; traumatismos craneoencefálicos; accidentes cerebrovasculares; infecciones tales como las meningitis, encefalitis y neurocisticercosis; y los tumores cerebrales.  

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) explica que su detección es esencialmente clínica y se pueda dar en contextos no especializados con una adecuada historia y examen del paciente. El pronóstico dependerá de factores como la etiología, diagnóstico y el inicio temprano de la terapia. En alrededor de la mitad de los casos no se puede determinar su causa, sin embargo, se estima que hasta un 70 por ciento de las personas con epilepsia pueden llevar una vida normal si reciben tratamiento apropiado. 

En América Latina y el Caribe la brecha de tratamiento es superior al 50%, lo que significa que más de la mitad de las personas con esta enfermedad no reciben atención en servicios de salud. En la región, el índice de mortalidad por epilepsia es de 1,04 por cien mil habitantes.

Los principales obstáculos para su adecuado manejo son la falta de información, la estigmatización y la limitación o bajo acceso a los servicios de salud. A esto se debe sumar la poca disponibilidad de medicamentos a nivel primario, particularmente en varios países latinoamericanos, y la escasa educación sobre la enfermedad para las personas con este trastorno, sus familiares y la comunidad.

“Es una patología muy frecuente, que afecta a todas las personas casi sin distinción, sin importar la raza, edad o condiciones sociales. Hay mucho desconocimiento en torno a la epilepsia, porque siempre estuvo muy estigmatizada. Por mucho tiempo se trató de ocultar y nosotros queremos que se visualice, que salga de las sombras, porque el 70 por ciento de las personas que tienen este trastorno pueden llevar una vida completamente normal si el manejo clínico y farmacológico es adecuado. Tener epilepsia no es algo catastrófico y eso debe quedar claro”, comentó la neuróloga pediátrica Alicia Aldana Amabile.

La Liga Internacional contra la Epilepsia y la Oficina Internacional para la Epilepsia trabajan en este tema, enfatizando que la patología tiene importantes repercusiones económicas desde el punto de vista de la necesidad de atención sanitaria, la mortalidad prematura y la pérdida de productividad laboral. Esto entre otras limitaciones individuales como la reducción de acceso a los seguros de vida y de enfermedad, dificultades para obtener permiso de conducir y la imposibilidad de ocupar determinados puestos de trabajo.

Con el objetivo de sensibilizar a la población en torno a los alcances de este problema, así como lograr una mayor visualización de la enfermedad, la Liga Paraguaya de Lucha contra la Epilepsia y la Asociación Paraguaya para la Epilepsia organizaron durante seis días distintas actividades a nivel nacional.

Se trató de la Semana de la Epilepsia, desarrollada entre el 8 y 13 de abril, una iniciativa que contó con reuniones científicas y actividades sociales, realizadas en el Carmelitas Center y en diferentes hospitales y universidades de Asunción, Salto del Guairá, San Lorenzo, Itauguá y Mariano Roque Alonso.

“Estos importantes encuentros nos permitieron continuar y desarrollar el conocimiento de la epilepsia para mejorar la condición de las personas con este problema en el país”, aseguró el doctor Roberto Caraballo, uno de los ponentes de la Semana de la Epilepsia. A él se sumaron numerosos profesionales paraguayos y diez invitados extranjeros, provenientes de Argentina, Honduras, Uruguay, Costa Rica, México, Brasil y Bolivia.

En tanto, el neurólogo Donoband Melgarejo sostuvo que “la Semana de la Epilepsia es un evento internacional y Paraguay fue anfitrión este año. El objetivo fue acercarse a la población general y dar importancia al conocimiento y manejo de la enfermedad, además de evitar los estigmas. Se ha capacitado a pacientes, a sus familiares, a técnicos que hacen estudios de electroencefalograma y a profesionales que se desempeñan en esta área, tanto médicos generales como especialistas”.