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Desde hace tres años activistas se encontraban en la búsqueda de otras personas que padecían y luchaban contra la fibromialgia, iniciativa encabezada por la psicóloga clínica Rochi Fernández y Odilia Benítez, vicepresidente de la naciente Asociación Fibromialgia Paraguay, agrupación que actualmente reúne a cerca de cien personas y que se presentó oficialmente durante un encuentro realizado en el Granados Park Hotel.

La fibromialgia es una condición que se caracteriza por dolor difuso y de origen central, que no está en la piel, en el músculo, en los tejidos, ni en las vías que comunican las sensaciones. Si bien se siente en todas partes del cuerpo, la misma está en el nivel central, en el sistema nervioso, vale decir, en el cerebro y en la médula espinal en donde están las alteraciones.

“Esta enfermedad se sobrelleva de forma positiva, sonreís por fuera, llorás por dentro”, comentó Rochi Fernández. “Yo lo vivo 24 horas al día, cada ser humano es un mundo, a cada persona le toca esta patología, este síndrome, de forma diferente. A mí me toca que vivo con dolor desde que me levanto, con mucho cansancio, no me puedo vestir del dolor. Todo el día con el mismo síntoma. Estando en la cama inclusive no tengo ganas ni fuerzas de levantarme. También otro síntoma es el pánico, el dolor es horrible, quema todo el cuerpo, quema la vida, quema la mente y te frustra, te sentís muy impotente. Doy gracias a Dios porque hasta hoy día sigo trabajando”, agregó.

A ciencia cierta se desconoce la razón de su origen, pero sí se sabe que hay una gran predisposición genética, sobre todo en los familiares de primer grado con fibromialgia que tienen 8,5 veces más de posibilidades a desarrollar esta enfermedad crónica. En el proceso, la misma es tratada por un equipo multidisciplinario de médicos como reumatólogos, clínicos, psicólogos, neurólogos, psiquiatras y fisioterapeutas. 

Los especialistas han clasificado la patología en tipos para adaptar el tratamiento a cada paciente: los del tipo uno son aquellas personas sin ninguna enfermedad concomitante. “En el tipo dos tenemos pacientes con enfermedades reumáticas y autoinmunes. Los del tipo tres son aquellos pacientes con grave alteración en la esfera psicopatológica, mientras que el tipo cuatro son pacientes simuladores. Los tratamientos de la fibromialgia no son curativos, ya que se desconocen sus causas, por lo que van dirigidos a aliviar los síntomas”, explicó Rochi Fernández.

Antes de comenzar el tratamiento los expertos deben asegurarse de que el diagnóstico es el correcto. A continuación, los especialistas procederán a explicarles a los pacientes en qué consiste la enfermedad y qué está pasando exactamente. Por último, deberán implicarlos en el abordaje y en las terapias mediante pautas vitales positivas, deporte y tratamiento farmacológico.

En la actualidad hay un gran número de personas con fibromialgia que realizan una vida normal. Sin embargo, si la enfermedad tarda en diagnosticarse o no se realiza la intervención adecuada, la calidad de vida del paciente va disminuyendo paulatinamente.

La importancia de esta patología radica en que afecta a todos los ámbitos de la vida del paciente y éste puede llegar a desarrollar una discapacidad que incluso interfiera en su ámbito laboral. Según varios estudios, entre el 15 y el 20 y hasta el 50 por ciento de los pacientes tienden a dejar su trabajo.