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Una extensa investigación han llevado en conjunto académicos de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) y expertos de la Clínica Psiquiátrica Universitaria, el Departamento de Neurociencias y el Instituto de Neurociencia Biomédica de la Universidad de Chile.  Se trata de un estudio que será publicado en el American Journal of Psychiatry y que demuestra que las alteraciones en la percepción del movimiento, observadas mediante neuroimágenes funcionales y electroencefalografías, exhiben biomarcadores que serían de gran utilidad para el diagnóstico temprano de la esquizofrenia.

Así lo explicó el doctor Pablo Gaspar, co-investigador y precursor del primer programa latinoamericano de detección precoz e intervención temprana en psicosis. “Esto permitiría comprender a mayor cabalidad la neurobiología de las poblaciones de riesgo de esquizofrenia”.

El facultativo asegura que el diagnóstico oportuno es de vital importancia, pues el pronóstico del paciente está dado por la interacción social que tiene en diversos ambientes. Y en el caso de individuos que pudieran desarrollar esquizofrenia u otras patologías mentales, se ha observado que no son capaces de reconocer las emociones de los otros, o entender ni percibir lo que la otra persona está tratando de comunicar. Por lo tanto, “si mediante biomarcadores tempranos se puede determinar la posibilidad de que alguien con potencial riesgo desarrolle esta enfermedad, se podrían ejecutar intervenciones que disminuyeran la posible ocurrencia de esta psicosis”.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en América Latina entre el 19 y 24 por ciento de la población adulta tiene algún trastorno mental, siendo los más comunes la depresión, psicosis y los problemas derivados de la dependencia y del abuso del alcohol.

Para Dévora Kestel, asesora para América Latina y el Caribe en salud mental de la OMS, la brecha que existe en la región entre el número de individuos con enfermedades mentales y el acceso a tratamiento es demasiado grande. “Un 56 por ciento de las personas con esquizofrenia no reciben terapia, una cifra muy alta si pensamos que es una patología incapacitante para quien la sufre y con fuerte impacto en sus familiares y entorno social”.

En relación a las alteraciones de la percepción del movimiento, y por qué esto se asociada a la esquizofrenia, el doctor Gaspar detalla que “es un síntoma según el cual la persona no distingue bien el movimiento de personas o cosas. Y para que un sujeto entienda las emociones necesita de una capacidad íntegra de los circuitos de movimiento, ya que es un proceso cognitivo básico de toda la cognición social. Si eso se encuentra alterado, hay que buscar las bases neurobiológicas de esta situación, y entre ellas está la alteración del movimiento: las cuales son detectables años antes del primer episodio psicótico”.

La esquizofrenia se presenta mayoritariamente en hombres y suele aparecer alrededor de los 18 y 20 años, período en el que la corteza cerebral está consolidando su desarrollo. Sin embargo, y debido a que existen diversas expresiones y manifestaciones clínicas, su diagnóstico muchas veces se dificulta. Por esto la investigación descrita anteriormente constituye un aporte fundamental, ya que de comprobarse la presencia de estos marcadores, se posibilitaría un mejor pronóstico para esta enfermedad, que hasta la fecha, no tiene cura y cuyo costo social y económico es elevado.