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A partir de la reactivación del Programa de Trasplantes de Órganos en el Hospital de Clínicas se han utilizado técnicas quirúrgicas innovadoras, basadas principalmente en procedimientos laparoscópicos o mínimamente invasivos.

Así lo explicó el doctor Fernando Abarzúa, experto en urología del establecimiento asistencial. Desde el año pasado, el Departamento de Urología del hospital escuela dependiente de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), “emplea un procedimiento que se define como cirugía laparoscópica asistida por la mano. Esta técnica en sí tiene una gran ventaja, como una curva de aprendizaje más corta y la posibilidad que los cirujanos puedan combinar su habilidad manual con la destreza laparoscópica”, refirió.

La cirugía laparoscópica asistida con la mano es considerada una interesante alternativa a la cirugía laparoscópica convencional o a la cirugía abierta, facilitando la realización de intervenciones complejas a cirujanos expertos o la iniciación en este campo de cirujanos menos entrenados.

El procedimiento surgió en Estados Unidos a inicios de los años 90, siendo los cirujanos norteamericanos los diseñadores del dispositivo inicial para introducir la mano y que fue variando a través del tiempo hasta llegar al último que está actualmente en el mercado.

“La técnica en sí se llama nefrectomía asistida por la mano, básicamente, porque hay dos procedimientos que se pueden emplear: la laparoscopia pura y la nefrectomía asistida por la mano. Una ventaja importante de esta técnica es que la mayoría de los urólogos o cirujanos están familiarizados a los procedimientos abiertos; además, con esta técnica se combina perfectamente la laparoscopia con el uso de una técnica abierta”, agregó.

Uno de los propulsores de la técnica en Paraguay fue el doctor Amado Gil, pero no fue hasta agosto de 2014 cuando se introduce definitivamente, una vez que el doctor Abarzúa regresa de cursar la especialización en cirugía robótica en Japón. Primero para el manejo de los tumores renales -para uso oncológico- y luego, con la reactivación del Programa de Trasplantes Renales del Hospital de Clínicas -a finales de 2014- desde el tercer procedimiento se inició la ablación por vía laparoscópica.

“Esta técnica de mano asistida quedó dominando, principalmente por las ventajas para el donante. Uno de los grandes puntos de esta técnica es que cuando se maneja el hilo renal -la parte más complicada y delicada del procedimiento- se tiene un dominio local y total de las estructuras vasculares y lo más importante es que el tiempo en que se tiene al riñón sin sangre se abrevia tremendamente, llegando a apenas un minuto y medio”, detalló.

Esto se traduce en que al aplicar el injerto del riñón en el receptor, éste casi inmediatamente recupera la función y la producción de orina. “Es algo extremadamente positivo e importante desde todo punto de vista. Después en cuanto a la recuperación del paciente por ser un procedimiento laparoscópico en nuestra experiencia y la experiencia en la parte privada, es que primero el tiempo quirúrgico se reduce; segundo el uso de analgésicos postoperatorios se reduce tremendamente también. Esto marca una gran diferencia con las técnicas utilizadas cinco o diez años atrás, donde el donante se sometía a procedimientos abiertos y en donde la morbilidad asociada al procedimiento era tremenda”, destacó.