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27 Mayo 2019

Dr. Juan Pablo Undurraga Fourcade:

“Mientras más se hable de bipolaridad, menos prejuicio habrá”

Psiquiatra asegura que generar conciencia en la comunidad es clave en el objetivo de derribar mitos en torno a esta patología, la cual tratada de forma adecuada garantiza una calidad de vida plenamente normal para quien la padece.

Quienes sufren trastorno bipolar deben enfrentar cambios inusuales de su estado anímico, pasando por fases enérgicas y activas, hasta episodios de profunda tristeza y depresión que perjudican sus relaciones interpersonales. Es una alteración mental compleja, que requiere un diagnóstico temprano y un tratamiento efectivo que garantice plena adherencia en el paciente, ya que solo así los resultados serán positivos. Si se logra, las personas que padecen esta condición pueden mejorar notoriamente su calidad de vida y llevar una rutina con normalidad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que entre el tres y cinco por ciento de la población tiene esta enfermedad. En Paraguay, se presume que entre 180 y 300 mil personas padecen esta condición, de los cuales un porcentaje considerable lo desconoce porque son erróneamente diagnosticados solo como depresivos.

El trastorno bipolar es considerado una patología psiquiátrica crónica y ocupa el sexto lugar de la demanda clínica en los centros especializados de salud pública del país. Por lo general sus síntomas se manifiestan a partir de los 20 años, tanto en hombres como en mujeres, aunque existen antecedentes de casos que se inician a los 15 años de edad e incluso antes, sin embargo, en este grupo son muchos los niños y adolescentes cuya condición es calificada como trastorno de déficit atencional, equivocando el posterior abordaje terapéutico. Pese a todo, cuando se logra identificar es una de las enfermedades mentales más tratables, aunque su manejo debe ser de por vida.

Pese a los importantes avances en materia de políticas en salud mental a nivel global, la prevalencia en la población continúa siendo alta. En paralelo, la tasa de suicidio, uno de los principales riesgos del trastorno bipolar, mantiene un número elevado en la estadística y las complicaciones psiquiátricas constituyen la primera causa de licencias médicas en varios países del mundo.

Para profundizar respecto a lo que significa vivir con esta afección, su abordaje y, aún más importante, cómo derribar mitos y prejuicios, el doctor Juan Pablo Undurraga conversó con SAVALnet.

“El trastorno bipolar es una enfermedad de carácter crónico, que afecta aproximadamente al 2% de la población mundial, por lo tanto, hablamos de una patología relativamente frecuente. En estos casos existe repercusión directa en la calidad de vida del paciente y también en la de quienes lo rodean. La característica más reconocible es la fluctuación del ánimo, el que varía entre episodios de euforia y depresivos. En el primero de ellos, la persona se siente muy bien, sobrestima sus propias capacidades, disminuye las horas de sueño, los pensamientos se aceleran y aumenta la sensación de energía. En el otro caso, los sentimientos pueden llegar a ser tan severos que la persona experimenta mucha tristeza, poca energía y tiene pensamientos suicidas”, comentó el psiquiatra chileno, quien se desempeña en el Departamento de Psiquiatría de Clínica Alemana, integrando además la Sociedad de Trastorno Bipolar de su nación. El profesional realizó su especialidad en el Hospital Clínico y Provincial de Barcelona (España) y ha desarrollado múltiples investigaciones sobre el trastorno bipolar y sus conductas asociadas.

- ¿Los polos que mencionaba varían de un momento a otro o se trata más bien de etapas más prolongadas y definidas?

Esa es una muy buena pregunta, porque de algún modo, siento que la población categoriza como bipolares a las personas que son inestables anímicamente, y la verdad es que eso no es así. Quienes padecen esta patología suelen tener episodios, ya sea de euforia o depresivos, que duran semanas. No es algo que cambie de una hora a otra, o de un día para otro.

- ¿El abordaje de esta patología es principalmente farmacológico?

Los fármacos son los grandes protagonistas, pero como en la mayoría de las enfermedades, en particular las ligadas a la mente, se deben realizar tratamientos integrales, vale decir, el lado farmacológico por medio de los estabilizadores del ánimo y, por otra parte, reforzar el área psicosocial. Esto debe ir acompañado de un estilo de vida saludable y tener horarios definidos.  

- La mala adherencia a los tratamientos es algo con lo que los profesionales de la salud lidian a diario. ¿Qué consecuencias podría traer esto en quienes sufren trastorno bipolar?

Al dejar el tratamiento de un momento para otro pueden generarse muchos más episodios maniaco/depresivos que, en ciertos casos, pueden llegar a ser muy severos y provocar una alta disfuncionalidad en la vida y entorno del paciente. La idea es que podamos hacer seguimiento de la persona y que ellos mismos entiendan la importancia que tiene seguir la terapia, tal como fue indicada.

- Tienen una relación “muy marcada” por la genética...

La bipolaridad es una patología muy hereditaria, pero también se ha visto que el ambiente juega un rol importante. De cierto modo, en todo este tipo de enfermedades, la interacción que hay entre genética y ambiente es bastante determinante. Sin embargo, para responder a la pregunta, en términos genéticos, un padre o una madre que sufra bipolaridad, tiene un 15% de posibilidades de concebir un hijo con la misma afección. Y, en el caso de gemelos, la heredabilidad alcanza un 85 por ciento.

- Y, en estos casos, dado la alta probabilidad de heredarla, ¿desde qué edad se puede hacer el diagnóstico?

El 50% de los pacientes suele manifestar la patología entre los 18 y 25 años. Sin embargo, muchas personas han presentado síntomas en la preadolescencia. El problema de estos casos tempranos es que las señales no son muy específicas, son polimorfas y cambiantes, y eso tiene total sentido, pues durante esa etapa el cerebro está en plena etapa de desarrollo. Sin embargo, un niño o adolescente que tiene alteraciones conductuales severas, y que es irritable, probablemente tendría que consultar, pero no para diagnosticarlo, sino para poder hacer intervenciones que no necesariamente son farmacológicas.

- La adolescencia es una etapa compleja y de experimentación. En ese sentido, ¿cómo incide el consumo de drogas en la aparición de la bipolaridad?

Específicamente la cannabis sativa -que hoy goza de tanta popularidad- está asociada con un mayor riesgo de sufrir alteraciones del ánimo, entre ellas el trastorno bipolar y la psicosis. Se trata de algo de carácter dosis-dependiente, pues mientras más se consuma, o más potente sea la droga, peores son los efectos, sobre todo si se empieza a consumir a edades tempranas.

- Es bien sabido que existe un gran prejuicio en torno a las enfermedades mentales. ¿Cómo se podría contribuir para disminuir esta realidad?

En general, los prejuicios vienen desde el desconocimiento, y en la medida que se hagan actividades como la conmemoración del Día del Trastorno Bipolar, o esta entrevista, las personas tendrán la posibilidad de conocer más sobre la patología y relacionarse con las personas que la padecen. Se debe entender que las personas con bipolaridad, y que están en tratamiento, hacen una vida totalmente normal y parecida a la del resto, y creo que esa es la principal misión: que mientras más se hable de bipolaridad, menor prejuicio habrá.

Por María Ignacia Meyerholz

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