SAVALnet PY

La hipertensión arterial es una de las enfermedades no transmisibles más recurrentes a nivel mundial Entre un 20 a 35% de la población adulta de América Latina y el Caribe sufre esta patología y muchos desconocen su condición. 

El médico internista y cardiólogo Fernando Lanas Zanetti, presidente de la Sociedad Chilena de Hipertensión Arterial, posee una dilatada trayectoria académica y profesional relacionada con este tema.

Como parte del equipo investigador de estudio multicéntrico Interheart, conoció los condicionantes de los factores de riesgo cardiovascular en la población urbana y rural, entre 35 y 70 años de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, China, Colombia, India, Irán, Polonia, Rusia, Sudáfrica, Suiza, Turquía y Zimbabwe, lo que le permitió sacar conclusiones aplicables a todos los países en desarrollo.

“Como condición, la hipertensión es una enfermedad bastante frecuente que –teóricamente- es muy fácil de tratar. En base a los datos que existen, muchas personas con hipertensión arterial no conocen su condición, por lo mismo no se tratan o si lo hacen, no es de manera correcta. Ante esto, tenemos una gran oportunidad de hacerlo bien, en la medida que podamos realizar nuestro trabajo”.

- Doctor, ¿qué cambios han llevado al incremento de las enfermedades cardiovasculares en todos los grupos etarios?

La obesidad es la principal causa. Está muy ligada a la hipertensión. Esta realidad es producto de dos cosas. Primero, del aumento en la disponibilidad de alimentos de alto contenido energético y a muy bajo costo. Es ocho a 10 veces más caro consumir una dieta rica en frutas y verduras que una alta en carbohidratos ultra procesados y grasas. El otro factor ha sido la mecanización. La cantidad de personas que realiza actividad física regularmente es aún baja. Esa combinación de poca actividad física y alta ingesta calórica de poco valor nutricional nos ha llevado a que aumenten los riesgos de sufrir cualquier tipo de enfermedad cardiovascular, un problema de salud enorme que ya es una epidemia. 

- ¿Cuáles son las acciones necesarias en salud para revertir este panorama?

La situación a nivel internacional es compleja y, por lo mismo, difícil de abordar. Se requieren políticas de Estado que trasciendan por mucho a lo que es salud. Por ejemplo, se debe promover la creación de áreas verdes y espacios para practicar ejercicio. Necesitamos contar con establecimientos educacionales donde exista facilidad para hacer deporte con una política que establezca un mínimo de dos a tres veces por semana. Es importante inculcar desde niños el ejercicio como una actividad recreacional. Esto debe ser una tarea de la sociedad en su conjunto. Debemos internalizar que la riqueza de un país pasa por tener una población sana. Es un buen negocio para las distintas naciones invertir en salud. 

- Condiciones asociadas a la hipertensión se están observando en poblaciones donde antes no eran recurrentes. ¿Cómo se explica este fenómeno?

Un gran número de jóvenes vive con un sentimiento de invulnerabilidad, de que esto a mí no me va a pasar. Pero la evidencia nos golpea y muestra que, si no se adoptan las medidas para cambiar los estilos de vida, sí tendrán problemas con su presión arterial en el corto plazo. Hoy se ve que estas conductas empiezan a ser repetitivas. Cuando comencé a ejercer, el infarto cardíaco y cerebral en jóvenes prácticamente no existía. Sin embargo, hoy tenemos estos casos todos los días entre pacientes de 30 y 40 años. Si bien los genes determinan cierto riesgo, la respuesta al fenómeno masivo de jóvenes con problemas de presión no está ahí: es producto del estilo de vida. El exceso de carga laboral, los malos hábitos como una dieta poco cuidada, consumo excesivo de alcohol y sedentarismo van provocando estrés en el organismo. En definitiva, es la forma como la sociedad está estructurada lo que lleva a que tanta gente joven tenga problemas de presión. 

- ¿Es este grupo el que tiene mayor dificultad de adherencia al tratamiento?

Muchos jóvenes se resisten a tomar medicamentos, porque no ven que estas enfermedades puedan afectarlos en un futuro cercano. Piensan que es un tema de los adultos ya mayores. El grupo más complejos es el de hombres, sobre todo los jóvenes. El riesgo cardiovascular está muy ligado al nivel educacional, porque a mayor nivel, mejor estilo de vida y más conductas saludables. No hay duda que los medicamentos son muy beneficiosos, pero el problema es que para que resulten debes seguir el tratamiento. 

- Ante esta resistencia, ¿sigue siendo la terapia farmacológica la vía más eficaz para tratar a pacientes de alto riesgo?

En una reciente reunión de la Organización Panamericana de la Salud revisamos que existe una tendencia a simplificar los tratamientos de la hipertensión al máximo. Lo ideal sería usar una sola tableta que combine varios medicamentos, porque es más fácil tomar una sola dosis en vez de siete. Las guías clínicas de la Sociedad Europea recomiendan para la mayor parte de los pacientes hipertensos partir con terapia combinada. En un 80% de ellos administrar como primer medicamento uno combinado de dosis fija. Se inicia con esto, se evalúan sus efectos y después seguramente se tendrá que ajustar en base a resultados o cambios que se manifiesten. La presión va sufriendo diferencias a lo largo de la vida, un medicamento que es útil en un momento, puede que ya no lo sea en 10 años más. 

- A futuro, ¿se vislumbran progresos en el manejo de la hipertensión?

En hipertensión no se han visto grandes avances en los últimos 15 años. Estamos con los mismos medicamentos que usábamos antes. Los fármacos son buenos y cumplen con la tarea de mantener controlada la presión. Ante eso no requerimos mayores avances. Lo que sí necesitamos es que sean accesibles para la población y pacientes que estén dispuestos a tomarlos. En la medida que esto se dé, tendremos el problema muy bien controlado. 

Por Macarena Castro