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El cónsul paraguayo de la oftalmología, como él lo definió, y quien se desempeñó durante más de 50 años en la Clínica Barraquer de España, falleció el pasado 4 de noviembre a causa de una complicación cardiaca. Sus restos fueron trasladados y descansan hoy en Paraguay.

Cappello contó que el reconocido oftalmólogo, uno de los más importantes del país y formador de cientos de médicos, era dueño de un gran carisma y una calidad humana irrefutable, tanto que cuando visitaba el país, los pacientes pagaban consultas solo para acceder a saludarlo.

Egresado de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA con postgrado en Buenos Aires y fellow en Miami, EE.UU., además de propietario de Oftalmoclínica, el médico agregó que Riquelme debe ser honrado y recordado eternamente como el cónsul de la oftalmología, que hizo patria fuera del país con gran profesionalismo y dedicación.

- Doctor, cuéntenos cómo conoció al profesor Maíto Riquelme…

Lo conocí de nombre y como persona cuando inicié la residencia en la Fundación Banco de Ojos “Fernando Oca del Valle”, en el año 1996.

Durante tres años, de 1996 a 1999, era prácticamente el único residente en la fundación y preparaba los pacientes para él. Recuerdo que en una oportunidad vino al Paraguay con el profesor Barraquer, hicimos un acto en mi casa donde ambos fueron homenajeados.

- ¿Él visitaba el país permanentemente?

Si bien él vivía en España, siempre venía a Paraguay a fin de año -todos los años-, y en esas ocasiones aprovechaba y hacía consultas privadas para personas pudientes que podían saldar los costos de las consultas, y esos montos él donaba a la fundación para que otras personas que no tenían recursos, pudieran atenderse gratuitamente.

- ¿Qué significa el profesor Riquelme para la oftalmología paraguaya?

El profesor Riquelme fue el cónsul paraguayo de la oftalmología. Fue uno de los médicos paraguayos más sobresalientes en el exterior del país. Estuvo en la clínica número uno de Europa, la Barraquer de Barcelona, y también en Dubai, como director de un centro oftalmológico filial del Barraquer. Más que un cónsul o un embajador, representa una persona que dignificó al Paraguay.

Él se merecía el mayor de los homenajes del pueblo paraguayo que lastimosamente es muy ingrato y no tiene memoria. Él sábado 14 de noviembre cuando se lo veló, hubo muchas ausencias de médicos; él merecía una presencia más masiva para agasajarlo en su despedida porque además él decía abiertamente que quería regresar a residir nuevamente a Paraguay.

- Alguna anécdota especial que recuerde de los momentos vividos con él…

Recuerdo una vez cuando vino al país y justo Paraguay jugaba un partido por las eliminatorias de un mundial, y cuando ingresó la selección a la cancha, se emocionó, se levantó del asiento y dijo que al fin volvía a escuchar el silbido y cántico de aliento propio del hincha paraguayo.

También recuerdo las visitas masivas de sus pacientes, lo adoraban y era impresionante como una persona que estaba fuera del país, cuando venía, era capaz de mantener vivo ese cariño de parte de todos quienes lo conocían.

- ¿A qué alude, especialmente, ese gran cariño que le tenía la gente?

A él le caracterizaba mucho su carisma, la calidad de ser humano y como profesional ni qué decir. Pero lo que más tenía era carisma.

Era impresionante como la gente preguntaba por él. Incluso había personas que pagaban la consulta solo para entrar a saludarlo. Era algo que no tenía explicación.

Cada vez que venía a Paraguay, el consultorio se llenaba de gente que lo visitaba. Era una visita social; más que médica.

- También lo acompañó durante los primeros pasos de su clínica, nos contaba…

Él vino en el año 2002 al país y yo inauguré la clínica en el 2001. Le emocionó ver lo que había logrado, porque yo comencé prácticamente de residente con él y a los 6 o 7 años, ya tenía ya mi propio consultorio.

Recuerdo que atendió a dos o tres pacientes en mi consultorio y así me honró con su visita y la atención que brindó.

Él, siempre fue el segundo de Barraquer; pero acá en Paraguay, el primero. Se siente con mucho pesar su partida porque él pudo por lo menos haber dado un poco más y lastimosamente murió muy repentinamente.

- Por último… ¿Alguna frase o mensaje que era muy propia de él y que le gustaría compartir?

Dos cosas recuerdo. Una de ellas era el consejo permanente de él de ir a España y que iba a ayudarnos a progresar allá. Por ejemplo, el doctor Héctor Fariña Narváez fue y está muy bien allá.

Por lo que más se le recuerda a él es por la “gotita hipertónica”, o “colirio hipertónico”, y se lo remedaba siempre diciendo “solución hipertónica” para ciertos casos médicos, entre otras frases, haciendo alusión a esa expresión muy suya.

Era una persona extraordinaria, yo no conozco a otra que tenga un carisma como el suyo. Era un profesional de las relaciones públicas y eso te puede decir cualquier médico que lo haya conocido.