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Actualmente existe una creciente preocupación por los efectos neurológicos de la exposición prenatal a largo plazo del sobrepeso y obesidad materna. Además, las causas de la epilepsia son poco conocidas y en más del 60% de los pacientes, el motivo definitivo no se puede determinar.

Neda Razaz y colaboradores del Hospital universitario Karolinska (Suecia) investigaron la relación entre el índice de masa corporal (IMC) al inicio del embarazo y el riesgo de epilepsia infantil. Además, examinaron las asociaciones entre la gestación vinculada a obesidad y las complicaciones neonatales y riesgos de epilepsia infantil. Para ello realizaron un estudio de cohorte basado en la población de 1.441.623 nacimientos desde las 22 semanas completas de gestación desde enero de 1997 a diciembre de 2011. El diagnóstico de epilepsia, así como el embarazo relacionado a la obesidad y las complicaciones neonatales se basaron en información de registros médicos suecos validados. Mediante regresión de Cox se calculó el riesgo (R) ajustado e intervalos de confianza del 95% (IC del 95%) tras  ajustar por edad materna, país de origen, nivel educativo, convivencia con la pareja, altura, tabaquismo, epilepsia materna, y el año del nacimiento. Finalmente, el análisis de datos se llevó a cabo a partir de junio a diciembre de 2016.

De los 1.421.551 niños nacidos entre enero de 1997 y de diciembre de 2011 con información médica disponible, 7.592 (0,5%) fueron diagnosticados con epilepsia desde el 31 de diciembre de 2012. De ellos, 3.530 (46,5%) eran mujeres. La incidencia global de la enfermedad infantil de edades que iban desde los 28 días a los 16 años, fue de 6,79 por cada 10.000 niños-año. En comparación con los descendientes de madres de peso normal (IMC de 18,5 a < 25.0) el R ajustado para la epilepsia por categorías de IMC materna fue aumentando a medida que se elevaba el grado de sobrepeso establecido por el índice. Las tasas de epilepsia se incrementaron considerablemente para los niños con mal formaciones del sistema nervioso (R ajustado, 46,4; IC del 95%: 42,2 - 51,0), encefalopatía isquémica hipóxica (R ajustado, 23,6; IC del 95%: 20,6 - 27,1), y convulsiones neonatales (R ajustado, 33,5; IC del 95%: 30,1 - 37,4). Otras complicaciones que influyeron en elevar la prevalencia del trastorno neuronal fueron la hipoglucemia neonatal, el síndrome de dificultad respiratoria, y la ictericia neonatal, que se asoció con un aumento de la probabilidad de epilepsia en más de un 50% (R ajustado, 1,47; IC del 95%: 1,33 a 1,63).

En conclusión, las tasas de epilepsia infantil se incrementan con el sobrepeso u obesidad de la madre de una forma dosis dependiente. Teniendo en cuenta que estos son factores modificables, la prevención puede ser una estrategia de salud pública relevante para reducir la incidencia del trastorno neuronal.